viernes, 4 de diciembre de 2009

Arde el Silencio

¿Quién apaga el fuego?
¿Quién construye
estados cálidos y mudos
de amor y esperanza?
no seré yo quien lo haga
¿Quién quiere una estancia
cálida y silenciosa?
¿Quién una calidez acolchada?
¿Quien una cama ahondada?
¿Quién no lo quiere?
Pero ahora todo es frío,
se mitigan las horas
con su crujido de escarcha,
con su aliento manchado
de sexo en la cama.
Te has ido
y el silencio arde
en las llamas
y se extingue en
sus yescas
y se apaga
un quejido
con un crujido
de balas.
No volveré a estar templado sin ti
ni temblaré al verte
ni susurraré en tus oídos
juegos de adultos
húmedos y constantes.
Tú eras mi calidez
y los gemidos al alba
y mi cuerpo erizado
y las manos en mi espalda.
sin embargo el silencio
se extiende por mis costillas
y me nubla el habla
clavando el temor
con sus garras
Te espero, despierto,
frío en el alba,
la luna se muere
con tu ausencia,
las sábanas secan
la humedad de mis lágrimas.
¿Quién quiere una estancia fría y ruidosa?
¿una calidez afilada?
¿una cama en brasas?
Solo quedan cenizas
cubiertas de escarcha.
Fui yo quien te quiso
te amo en esta cama.
Fui yo el último
que rodeo tus labios
y beso tus nalgas
escuché tu risa,
quizás por siempre malgastada.
Fui yo quien te quiso
y ahora te marchas.
Arde el silencio en las llamas.
Arde la cama sin dueño.
Arde la sangre sin cuerpo.
Todo se apaga,
Nada es eterno,
Se estanca la muerte entre tus manos
Y no fluirá por tus dedos para caer al suelo
La plaga del frío se alimenta de entrañas.
Luego iré yo
En silencio
Mudo de espanto,
a morir en las llamas del tiempo.
Dime,
hay al otro lado
camas calientes,
silencios acolchados,
sabanas manchadas de sexo
Dime
¿hay algo?
¿Qué nos aguarda?